Os voy a contar mis aventuras con la escritura. Por cierto,
un camino nada fácil.
Empezando porque, al no poder escribir a mano, en un
principio escribía en una pizarra magnética, es decir, tenía unas letras como
las de la casita de “Feber” con las que escribía frases que no perduraban en el
tiempo.
A pesar de no poder escribir, mi imaginación no paraba quieta
y pedí una grabadora, en la que grababa cuentos inventados. Todavía recuerdo
como si fuera hoy el primer día que escribí mis primeras líneas en un ordenador
y pude ver como salía por la impresora. A mis nueve años, eso fue increíble.
Alrededor de los quince años, cuando tuve ordenador en mi
casa empecé a escribir pequeños artículos sobre discapacidad que años después y
gracias a una amiga, que me dio la idea de crear un blog, están cumpliendo su
función. A mi me parecía una locura, además de no saber casi ni lo que era un
blog.
Puedo asegurar que la escritura me ha aportado un montón de
cosas: perderle el miedo al papel en blanco, quizá sirva de desahogo, ya que puedo hacerlo
sola y eso me da libertad para escribir lo que siento y, por supuesto, dar a
conocer mi propia visión de la discapacidad, que es realmente mi gran
motivación.
Dicen que escribir constantemente en una especie de journal ayuda a conocerse asimismo y obtener soluciones a problemas personales ya que de alguna manera u otros nuestras idea se van ordenando. No lo he probado de manera constante, pero creo que lo haré :)
ResponderEliminarSeguro que te viene bien.Ánimo
Eliminar