Para escribir este artículo me voy a centran en tres hermosas
palabras: educar, enseñar y aprender.
Educar: los que nos educan son nuestros padres y nuestros profesores, pero bajo
mi punto de vista, llega una edad en la que se debe dejar de educar. Pues bien,
a las personas con discapacidad se nos sigue intentando educar. Eso supone
crear un efecto rebote; por poner un ejemplo, si a ti te dicen: “hasta que no
me lo pidas por favor, no te lo doy”, lo que tú vas a hacer es utilizar menos
esa palabra, ya que en lugar de parecerte una palabra adecuada, te va a
recordar a la persona que te está recordando todo el día la palabra. Si nos han
educado bien de pequeños, no hace falta que lo sigan haciendo, que no somos
niños.
Por otro lado, se nos debería educar para ser autónomos y no
me refiero a la autonomía física que a veces es imposible, sino a enseñarnos
que podemos tomar nuestras propias decisiones (cada uno hasta donde pueda).
Sé que es difícil educar y lo valoro mucho, pero hay cosas
que hacen daño.
Enseñar: Aquí he de decir que nos enseña hasta quien no lo pretende, el problema
es que esas lecciones suelen causar dolor.
Os pongo dos ejemplos totalmente distintos, de personas
distintas, pero que cada uno me ha aportado lo suyo:
La primera es mi amiga de toda la vida. Ella cuando
leyó mis artículos me pidió permiso para de vez en cuando editar mi blog y corregir
algunas erratas, eso me motivó a intentar escribir mejor y a fijarme en cosas a
las que antes no daba importancia.
El otro es uno de mis referentes del mundo de la discapacidad: al que tuve la suerte de conocer
siendo muy niña. Simplemente con una conversación con él, me trasmitía las
ganas de luchar que ahora tengo.” Quizá en parte gracias a él sea la persona
que soy”
Aprender: debemos
aprender cosas que nos motiven y que nos sirvan para algo, pero no cosas que
nos digan los demás sin darnos ningún tipo de razonamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario