Hablamos
mucho de autodeterminación, pero lo que yo digo; hay que vivir los quince, que
es la edad en la que tenemos ganas de hacernos mayores, de ser nosotros mismos.
(O quizá en nosotros un poco más tarde los diez y ocho o incluso los veinte).
Es cierto
que la sociedad va avanzando a su ritmo, pero no exijamos que a los treinta la
gente empiece a tomar decisiones; es verdad que a los quince no se consigue
todo. De hecho por experiencia propia puedo decir que muchas de las cosas que
deseaba a los quince las estoy consiguiendo ahora, pero entonces ya tenía la
necesidad.
Esto ocurre
porque he estado en un entorno normalizado, es decir, estudie en un colegio
normal (educación inclusiva) y esto posteriormente me permitió descubrir la sociedad
me explico: que las chicas de mi edad tomaban sus propias decisiones, con lo
cual yo luche por lo mismo, aunque me costaba tres veces más, evidentemente la
familia no va a permitir que te pongas cierta ropa, que vayas con ciertas
personas…etc. Cosas totalmente lógicas a esa edad. Por eso, la importancia de
encontrar un grupo de amigas que sean tus cómplices.
Por otro
lado, en esa época te das cuenta de que necesitas muchos apoyos y realmente no
sabes si tú, a pesar de tener su edad y de pensar como ellas puedes hacer lo
mismo que ellas y más cuando la sociedad te bombardea con los “tú no puedes”
En ese
momento aparecen las asociaciones en las que ves que hay gente que necesita
apoyos como tú. Si algo me enseñaron fue que por mis derechos podía luchar yo
misma y ahora me doy cuenta que no es que pueda. Si no que solo nosotros
podemos defender nuestros propios derechos, y por otro lado, aceptar tu
discapacidad para fomentar tus capacidades. Esto lleva su tiempo y por qué no
decirlo muchas lágrimas, pero al final consigues entender que la discapacidad
forma parte de ti, esto no quita para tener tus sueños y metas.
Alguien
puede no todos/as tienen tus capacidades y necesitan estar en un centro
específico: Pues bien, los/as que puedan expresarse darles voz y esto no
significa decir sí y ya está, sino acompañarlos/as en una verdadera transición
a la vida adulta, pero a la edad adecuada.
"Háblame de mis derechos a los quince para poder empoderarme
a los treinta"
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