domingo, 11 de noviembre de 2018

ENTORNO


Mi discapacidad no es el problema, el problema son las barreras físicas y mentales de la sociedad.

Imaginemos dos entornos:

La ciudad en la que hay autobuses adaptados, taxis adaptados las calles son transitables con una silla de ruedas. Lo cual  permite que la gente con discapacidad se mueva al colegio, puesto de trabajo o recursos específicos como por ejemplo, centros de día, aquí hablamos de barreras físicas, pero quizá aún sean más importantes las mentales; en la ciudad hay entidades que luchan por la normalización de las personas con discapacidad. Debido a la mayor visibilidad y más información sobre las personas con discapacidad, en la ciudad se nos trata de forma más normalizada.

Vamos ahora a pensar en un pequeño pueblo, donde no hay trasporte adaptado, las calles no son accesibles y quizá ni siquiera la casa de la propia persona con discapacidad. Y de recursos para las personas con discapacidad ya ni hablamos.
Pero lo peor es que quizá no se vea por parte de la persona con discapacidad, ni su familia la necesidad de cambio y si encima la gente del pueblo es de esa que dice, pero donde va a ir este/esta pobre, la persona con discapacidad puede acabar creyéndose lo que le dicen y no intentar avanzar.
Son dos ejemplos muy extremos, pero seguramente dos personas con las mismas capacidades en ambos entornos no tengan nada que ver.

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