Una reflexión sobre la autonomía o quizás un cambio de
concepto, porque nos empeñamos en que la autonomía sea física y no luchamos por
la autodeterminación, que para mí es lo realmente importante. Con esto no
quiero decir que la autonomía física no importe, pero hay para gente que es
imposible; sin embargo, sí es posible la autodeterminación con los apoyos
necesarios.
Después de esta reflexión yo digo: “soy feliz como soy no me
cambio por nadie”. Lo que sí cambiaría es la mentalidad de la gente y, de hecho,
lucho por ello y es una de las cosas que me mantiene viva. En lugar de decir
ojalá anduvieras, ayúdame a llegar donde quiero ir. Eso no significa coger mi silla
y empujarme, sino preguntar dónde quiero ir.
Por otro lado, hay distintas formas de disfrutar de las
cosas, por ejemplo como disfrutar de un bebé, aunque no puedas cogerlo sola,
pueden acercártelo para acariciarlo y besarlo: eso es un verdadero placer.
Tengo claro que lo que no aguanto es ver la vida pasar sin
hacer nada, quizá más que preocuparme por lo que no puedo hacer, aprovecho todo
lo que sí puedo. No niego que tengo momentos malos, pero reconozco que lo que
hay que hacer es escuchar a nuestro cuerpo que es caprichoso y a veces hace lo
que quiere: me refiero a los días de mucha espasticidad, en los que todavía
puedo hacer menos de lo habitual, pero creo que aún me cabrean más comentarios
como “pobrecita”.
Como veis, lo que hay
que hacer es adaptarse a las circunstancias como en cualquier otra situación.
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