Cuando hablamos de barreras en la discapacidad siempre nos
centramos en las arquitectónicas, es decir, aquellas que nos impiden o
dificultan la entrada o movilidad por un edificio, pero quizá sean peores las
mentales o sociales, es decir, las que pone la propia sociedad debido a los
prejuicios que tiene hacia las personas con discapacidad.
Respecto a las primeras creo que no cuesta nada poner una
rampa en lugar de unas escaleras, por la rampa subimos todos, por las escaleras
no.
Por otro lado, no basta con cumplir la normativa, sino que
debería de comprobarse si la rampa es útil o no. Con esto me refiero a si es
fácil de subir, si al bajar te das contra la puerta o cosas así. Al hilo de
esto, decir que hay veces que existe rampa de acceso y luego no se puede entrar
por las puertas.
En cuanto a las barreras sociales, todavía hoy vemos casos en
los que la gente con parálisis cerebral molestamos en los pub, porque en vez de
fijarse en nuestra silla, no se fijan en que nosotros lo único que pretendemos
es pasarlo bien y ser uno más. Además pagamos como todo el mundo.
Este es sólo un ejemplo de la discriminación que sufrimos,
pero esto no nos quita las ganas de seguir luchando, sino todo lo contrario.
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