La parálisis
cerebral es una discapacidad física que puede tener otras discapacidades
asociadas. El problema está en que se supone que todos y todas tenemos
discapacidad intelectual. Y un cincuenta por ciento de nosotros, tenemos capacidad
intelectual plena.
Esta unión
errónea hace mucho daño a la persona:
Por un lado,
porque es muy frustrante que te traten como si no entendieses y tú estas
entendiendo todo. Tanto tratarte así, te acabas creyendo que tienes
discapacidad intelectual.
Por otro
lado, cuanta menos autonomía física tenemos, se supone que tampoco hay capacidad
intelectual y ya, si no tenemos comunicación oral o se nos entiende mal, todavía
peor.
De hecho, yo
siempre digo que a mí me salvó mi voz:
De los cinco
a los siete años yo estuve en un centro de educación especial donde no se me
enseñaba nada, simplemente se ocupaban de mejorar mi autonomía física y, cuando
fui a pasar las pruebas para entrar al colegio ordinario, no tenía el nivel
pero le dije a la psicóloga que yo quería estar en ese cole y eso hizo que me
dieran una oportunidad.
Lo que más
recuerdo del colegio de educación especial es cómo la gente que se supone que
tenía más capacidad aprendía las letras mientras yo pintaba, pero yo algo iba
cogiendo sola porque, el primer día que
la profesora de apoyo me puso un cuento delante, fui capaz de ir deletreando.
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