viernes, 30 de marzo de 2018

DOS EXPERIENCIAS DIFERENTES



Cuando hablo de dos experiencias diferentes en asistencia personal, no se trata de haber hecho distintas cosas, sino que, habiendo hecho las mismas cosas, la sensación es diferente. Sobre todo, por tener menos enfrentamientos con la persona. Aunque yo tengo fama de cañera y, por qué no decirlo, me gusta mandar, pero de una forma cordial y no repetir siempre lo mismo, porque  al final eso te acaba quemando.

A veces nos empeñamos solo en buscar una característica; como, por ejemplo, la disponibilidad, pero esa disponibilidad no significa implicarse de más, quizá porque esa persona llena su vida a través del trabajo. Hay personas ocupadas que tienen la misma disponibilidad, solo es cuestión de avisar con tiempo para que ella pueda organizarse.

Si somos personas que nos gusta hablar, debemos tener aficiones en común para poder hablar de ellas, como, por ejemplo, la lectura o la música y evitar así hablar de nuestras propias vidas y dar opiniones que no debemos por ambas partes.

El carácter: por mucho que digamos que enseñamos a la persona a nuestra manera, incluso sabiéndose la teoría,  hay cosas que no pueden evitar, como, por ejemplo, hay a gente a la que le cuesta mantenerse en segundo plano o no meterse en una discusión.

Por otro lado, el congeniar mejor no significa ser amigas, pero sí te da más tranquilidad y a la hora de hablar con la persona sobre cómo hacer las cosas, lo haces de forma más relajada y cordial.

Creo que en mi caso fue muy importante el apoyo de la profesional de la entidad, cuando tuve que elegir por segunda vez.

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