Viajar no es una de las cosas que más me gusta, pero a veces lo hago sobre todo por mis colaboraciones en el mundo asociativo. Por ahora han sido viajes de ida y vuelta en el mismo día o yo diría en muy pocas horas, pero creo que hare algún viaje más largo.
Cuando tuve que hacer mi primer viaje con mi asistente personal pensé: “que bien, esta vez no tengo que pensar ¿con quién voy? o incluso plantearme si ir o no”. He de reconocer que eché de menos a mi amiga, la que había viajado conmigo las dos últimas veces, pero a la vez pensé: ”por fin puedo viajar sola sin depender de nadie”.
De hecho, para que os deis cuenta de lo que esto significa, el año pasado para ir a dar una charla a Zamora tuvo que venirme a buscar la persona que me invitó a dar la charla y volverme a traer, mientras que ahora me voy en tren sin ningún problema.
Tengo que decir que en un principio no tenía muy claro si mi asistente podía viajar conmigo o no pero, como siempre, la responsable de asistencia personal de Predif Castila y León resolvió mi duda: “si lo incluyes dentro de las tareas sí”; ese sí me ha permitido meterme en un par de cosillas más.
Otro problema resuelto gracias a la asistencia personal y un ejemplo más de que las personas con discapacidad no queremos tener cubiertas solo las necesidades básicas, sino poder tener una vida participativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario