Una reflexión sobre la asistencia personal: es verdad que tiene que haber buen rollo porque se pasan muchas horas con esa persona, pero debemos tener claro que no es amiga, sino un simple apoyo. Hasta a mí misma me costaba entender, ya que por suerte tengo una asistente bastante cercana, pero hay que saber poner límites. Esto empezó cuando yo contesté de aquella manera a mi madre y ella dijo: “no contestes así a tu madre”; la primera vez hasta me hizo reflexionar, pero después pensé: “pues ya lo que me faltaba, que esta también me tocase las narices con eso”.
¿Adónde quiero llegar con esto? Yo a esa persona le tengo que poner límites, sin miedo, yo soy la que mando. Por fin después de tantos años esperando, ahora tengo que creerme que soy capaz. Habrá gente que piense: “pues con el carácter que tiene ésta…” Pues bien, tengo que decir que respeto mucho a esos profesionales, pero también digo que en ellos no busco ni cariño, ni amistad, simplemente profesionalidad y respeto, aunque si surge tampoco cierro las puertas.
Por otro lado, me hace gracia la gente que dice: “¿no te llevas a tu asistente de compras, aunque vayas con tu amiga?” Señores, yo con mis amigas me voy como toda la vida, la asistencia personal está para cuando se necesita, si la utilizamos “mal”, nos puede llegar a agobiar.
Luchemos por nuestro verdadero empoderamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario