domingo, 30 de octubre de 2016

UN SUEÑO CUMPLIDO

He hablado muchas veces del deseo de tener asistente personal, pues bien, ahora ya es una realidad. Como he dicho alguna vez, no es solo una figura, sino una forma diferente de vivir. Ahí está lo complicado. Otra persona entra en tu casa, te viste, te arregla; tú estás encantada, pero tus padres a pesar de verte feliz quieren seguir teniendo el papel de antes, es decir, el de cuidadores y yo me niego y más cuando veo que por fin he conseguido lo que quería y que con ese apoyo me siento capaz de ser yo la protagonista de mis propias acciones. Porque si os digo la verdad, no sabía si iba a gustarme el cambio, pero es una auténtica gozada.
El problema viene cuando están conmigo mi madre y mi asistente: yo intento que mi madre se mantenga al margen, pero la verdad es que también hay que entender que no pueda. Llevo un mes escaso con asistente y mi madre debe acostumbrarse a su nuevo papel; quizá suene fuerte pero por fin siento que mi madre no es imprescindible para mí como apoyo físico. ¿Qué papel juega ahí la asistente? Pues la verdad es una situación difícil para ella: si yo contesto mal a mi madre y ella me dice: “pobre, no la contestes así” yo pensé: “vaya, otra que se une al carro”, pero no me voy a acojonar: “mañana que estamos solas, ésta se va enterar de quien manda aquí”. Pero en cuanto dije las primeras palabras: ella me dijo: “ya sé que la que mandas eres tú, pero entiende que es una situación incómoda para mí”. A parte de que me hizo reflexionar y me di cuenta de que tenía otra nueva batalla que ganar, me sentí feliz de poder discutir con alguien siendo yo la que tiene el poder.
Bueno, vamos a hablar de lo más bonito de todo esto:
Poder acudir a actos y ser yo misma, o tener que hacer alguna lectura en público y que ella te sujete el papel de la manera que a ti te sea más fácil hacer la lectura; por fin estoy en actos asociativos y mi madre no está conmigo.
Puedo quedar con otras personas con discapacidad: quizá antes también, pero no podía hablar con tanta libertad; mi madre no tiene por qué saber todo lo que yo pienso y siento, por eso no quedaba.
Puedo salir aunque mi madre no esté ya que mi asistente  me viste y me maquilla; mi padre, aunque le cueste, me viste, pero ya lo de maquillarme es mucho; aunque parezca una tontería, para mí es importante maquillarme.
Gracias Predif Castilla y León por ayudarme a cumplir este sueño. 
  

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