SEXUALIDAD Y DISCAPACIDAD

Quizá todavía hoy nos resulte complicado, incluso desde el propio colectivo de personas con diversidad funcional, hablar sobre sexualidad y menos sobre nuestros deseos sexuales o  simplemente pedir información sobre cómo mejorar nuestra erótica.

Esto ocurre porque todavía la sociedad cree que las personas con discapacidad somos críos de por vida, con unas discapacidades más que con otras. Por ejemplo, en  personas con parálisis cerebral es muy común infantilizar a las personas, incluso habiendo demostrado que tienes la cabeza bien amueblada y sabes lo que quieres.

       Debido a esto la gente tiene miedo a que se nos haga daño o piensan: “eso de la sexualidad no es para ti, a ti con que te quiera tu familia tienes bastante”.

Pero puedo asegurar que el sentir un beso, un abrazo, o una caricia de una persona que te atrae o a la que amas no tiene precio, incluso por qué no llegar al coito si las dos personas lo desean. La mayoría de las veces se piensa en qué se pueden aprovechar de la persona con discapacidad, pues bien, no neguemos a la persona con discapacidad toda la información que nos pida para que ella pueda decidir.

Bajo mi punto de vista uno de los problemas que tienen las personas con diversidad funcional es que no saben cómo trabajar su erótica. Para esto puede ser interesante la figura del asistente sexual: una figura desarrollada en países como Suiza; pero en España todavía nos queda mucho camino por recorrer en este tema.

Tenemos derecho a amar y ser amados, las personas con discapacidad podemos aportar mucho a otras personas y el hecho de ser amados nos puede permitir crecer como personas y mejorar nuestra autoestima y nuestro autoconcepto.     

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