Está muy bien que el lenguaje cambie, que la tecnología nos dé autonomía, pero todavía necesitamos ese cambio de mirada hacia las personas con discapacidad; que no se nos etiquete por la discapacidad, sino que se fijen en la persona. Dándonos los apoyos y haciendo los ajustes necesarios para que podamos aportar y participar en igualdad de condiciones.
Por otro lado, las personas con discapacidad
tenemos derechos. Nuestra situación de discapacidad y/o dependencia crea
puestos de trabajo; por lo cual hay que enseñar a las personas con discapacidad
a tener relaciones con los profesionales desde el respeto mutuo. La persona con
discapacidad no tiene por qué querer al profesional, sino aprender que es una
relación profesional y que la persona decide donde, como y cuando necesita el
servicio.
Vamos a crear cultura de igualdad de
oportunidades.
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